La última obra perfumística femenina de Cartier que logró encantarme fue Baiser Volé (2011). Un eau de parfum solifloral que recorre olfativamente todo el lirio: desde el tallo recién cortado, pasando por sus verdes hojas y culminando con la tersura diáfana de la flor blanca del lirio.
Al disfrutar de las primeras notas, percibo la frescura de una colonia con matices verdes de gálbano y florales blancos. Aquellas lectoras argentinas que usaron Coqueterías (Fragancias Cannon) cuando niñas, no podrán evitar la conexión inmediata con su infancia. Pero -así como cuando te roban un beso- me quedé sorprendida con el vuelco que da este perfume. Se evapora lo aniñado y aparece lo sensual, en apenas un instante.
De golpe, se destapa una sensación cremosa, aterciopelada y dulce. La perfumista Mathilde Laurent corporizó ese suave soufflé con un acorde de rosas y vainilla. Un incipiente dejo gourmand y especiado evoca a la fragancia de los pistilos del lirio. Imagino vívidamente lirios de pétalos carnosos macerándose en un colchón de rosas y vainilla. Realmente se huele y se siente como si me hubiera aplicado crema en lugar de perfume.
Femineidad, elegancia, sutilezas, luminosidad y sensualidad: todo à la française. La sensación es la de sentirse un lirio fresco sobre un lecho de rosas. O también -y mejor aún- la de dar un paseo por la Champs-Élysées, una luminosa mañana de verano.
Virginia
Origen de la muestra: fragancia comprada en el Free Shop.
Nota: la versión original de esta reseña fue publicada en el blog Notas & Acordes el 24/04/12.