La línea Ormonde Jayne fue creada por Linda Pilkington en el año 2002. En sus fragancias, ella elige mezclar aceites especiales que no se utilizan masivamente en perfumería y que, como resultado, brindan una identidad distintiva a sus creaciones.
Sus perfumes huelen naturales aunque no simplones, originales pero no extraños. Estos exquisitos aromas se presentan en frascos igualmente exquisitos. Tengo -y atesoro- un pure parfum Ormonde Woman en botella de cristal. Esta es una fragancia como ninguna otra. Al menos, como ninguna otra que yo conozca.
Suficientemente compleja como para ser interesante, pero también suficientemente simple como para ser disfrutada, Ormonde Woman es profundamente verde, resinosa y ligeramente amarga. No la clasificaría como un chipre, aunque definitivamente presenta un aire de familia.
Huele más como un lugar que como un perfume: Ormonde Woman me transporta instantáneamente a un bosque dentro de un cuento de los hermanos Grimm, un lugar más probablemente habitado por hechiceras que por lánguidas princesas que esperan en vano a su príncipe; un bosque donde el sol brilla apenas lo suficiente como para proyectar misteriosas sombras en el suelo musgoso. Una fragancia solitaria y meditativa, su espíritu es introspectivo y, por momentos, casi sombrío.
La fragancia abre con notas especiadas de cardamomo y coriandro. Luego, jazmín y violetas -apenas perceptibles- redondean y suavizan la composición. El aceite de pasto y la cicuta negra aportan verdor y esa preciosa cualidad resinosa que es la esencia misma de este perfume. En el fondo, cedro y vetiver reafirman la personalidad amaderada y terrosa de Ormonde Woman. Su evolución es bastante lineal, pero adoro el hecho de que huela como parte de mí y no como una sustancia extraña sobre la piel.
Caro
Origen de la muestra: Frasco de pure parfum, regalo de una amiga
Ormonde Jayne Ormonde Woman – In a magical forest
The Ormonde Jayne line was created by Linda Pilkington in 2002. In her fragrances she chooses to blend specialty oils that are not widely used in perfumery and which lend a distinctive identity to her creations.
Her perfumes smell natural yet not plain, original but not weird. These exquisite scents come in equally exquisite bottles. I own and cherish a crystal flacon of Ormonde Woman pure parfum, a fragrance unlike any other. At the very least, unlike any other I know.
Complex enough to be interesting and easy enough to be enjoyed, Ormonde Woman is deeply green, resinous and slightly bitter. I wouldn’t classify it as a chypre, but it definitely has a chypre-ish quality. It smells more like a place than like a perfume. Ormonde Woman instantly takes me to a forest in a Grimm Brothers fairy tale, a place most likely inhabited by sorceresses than by languid princesses who wait in vain for their princes; a forest where the sun shines only enough to cast mysterious shadows on the moss covered soil. A solitary and meditative fragrance, its spirit is introspective, almost somber at times.
The fragrance opens with spicy notes of cardamom and coriander. Then, barely noticeable jasmine and violets round the composition and add smoothness to it. Grass oil and black hemlock lend verdancy and that precious green resinous quality that is the very essence of this fragrance. in the base, cedarwood and vetiver reaffirm Ormonde Woman‘s woody, earthy personality.
The evolution is quite linear, but I love the fact that it smells like part of myself and not like some alien substance sitting on my skin.
Caro
Origin of sample: Pure parfum bottle, gift from a friend