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Thierry Mugler Angel Sunessence – Porte masculino con cadencia femenina

Milla Jovovich  foto: Fundykes.cl

foto: Fundykes.cl      Milla Jovovich por Bob Richardson para Vogue Italia (noviembre 1997)

Alguien alto y delgado camina hacia nosotros. Viste un tapado largo de paño color gris oscuro. Grandes hombreras y solapas al viento. El rostro, escondido bajo la sombra del ala de un sombrero de tweed. Cigarrillo en mano. Cabello corto, oscuro y enmarañado. Tiene un porte masculino, pero su cadencia nos hace dudar… cuando vemos de cerca su rostro femenino queda develada la incógnita (o no).

Ese juego ambivalente de la androginia es el que más le gusta jugar a Thierry Mugler con su amplia gama de “Angels”. En el caso del Angel Sunessence Eau de Toilette Légère baja un poco los decibeles con el algodón de azúcar y la intensidad “chocolatosa” del original. Sin embargo, esa ligereza -curiosamente- hace una salida más masculina.

Dispara una primera nota de bergamota con hibisco y miel. La cumarina -con su dejo de coco y tabaco– perfila notas dulces pero masculinas con el patchouli. Al correr los minutos, el calor de la piel deja salir al acorde gourmand y más femenino. Un aroma a caramelo y a vainilla pareciera macerar la intermitente acidez de los frutos del bosque, la cual le da el toque alegre a toda la composición.

Esta fragancia fue una edición limitada del año 2009, pero aún hoy siguen dando vuelta algunos ejemplares por el mundo.

Virginia

Origen de la muestra: regalo de un familiar.

Nota: la versión original de esta reseña fue publicada en el blog Notas & Acordes el  13/03/12.

foto: Fragrantica.com

foto: Fragrantica.com

Letras Perfumadas – “La Cabellera” de Charles Baudelaire

foto: Foros.net

Pocos poetas han dedicado tanta tinta y papel a los perfumes y olores como Charles Baudelaire. Es por ello que elegí uno de sus poemas de “Las flores del mal” para inaugurar nuestra sección “Letras Perfumadas”, destinada a deleitarnos e inspirarnos con pasajes literarios que tienen al olfato como protagonista. Esperamos que la disfruten tanto como nosotras.

Virginia

XXIII– La Cabellera (*)

¡Oh, vellón, rizándose hasta la nuca!
¡Oh, bucles, ¡Oh, perfume saturado de indolencia!
¡Éxtasis! ¡Para poblar esta tarde la alcoba oscura
Con los recuerdos adormecidos en esta cabellera
Yo la quiero agitar en el aire como un pañuelo!

¡La lánguida Asia y la ardiente África,
Todo un mundo lejano, ausente, casi difunto,
Vive en tus profundidades, selva aromática!
Así como otros espíritus bogan sobre la música,
El mío, ¡oh, mi amor! flota sobre tu perfume.

Yo acudiré allá donde el árbol y el hombre, llenos de savia,
Desfallecen largamente bajo el ardor de los climas;
Fuertes trenzas, ¡Sed la ola que me arrebata!
Tú contienes, mar de ébano, un deslumbrante sueño
De velas, de remeros, de llamas y de mástiles:

Un puerto ruidoso en el que mi alma puede beber
A raudales el perfume, el sonido y el color;
En el que los navíos, deslizándose en el oro y en la seda,
Abren sus amplios brazos para abarcar la gloria
De un cielo puro en el que palpita el eterno calor.

Sumergiré mi cabeza anhelante de embriaguez,
En este negro océano donde el otro está encerrado;
Y mi espíritu sutil que el rolido acaricia
Sabrá encontrarte ¡oh fecunda pereza!
¡Infinitos arrullos del ocio embalsamado!

Cabellos azules, pabellón de tinieblas tendidas,
Me volvéis el azur del cielo inmenso y redondo;
Sobre los bordes aterciopelados de tus crenchas retorcidas
Me embriago ardientemente con los olores confundidos
Del aceite de coco, del almizcle y la brea.

¡Hace tiempo! ¡Siempre! ¡Mi mano en tus crines pesadas
Sembrará el rubí, la perla y el zafiro,
A fin de que a mi deseo jamás seas sorda!
¿No eres tú el oasis donde sueño, y la calabaza
De la que yo sorbo a largos tragos el vino del recuerdo?

1859.

foto: Mundochica.com

XXIII – La Chevelure (*)

O toison, moutonnant jusque sur l’encolure!
O boucles! O parfum chargé de nonchaloir!
Extase! Pour peupler ce soir l’alcôve obscure
Des souvenirs dormant dans cette chevelure,
Je la veux agiter dans l’air comme un mouchoir!

La langoureuse Asie et la brûlante Afrique,
Tout un monde lointain, absent, presque défunt,
Vit dans tes profondeurs, forêt aromatique!
Comme d’autres esprits voguent sur la musique,
Le mien, ô mon amour! nage sur ton parfum.

J’irai là-bas où l’arbre et l’homme, pleins de sève,
Se pâment longuement sous l’ardeur des climats;
Fortes tresses, soyez la houle qui m’enlève!
Tu contiens, mer d’ébène, un éblouissant rêve
De voiles, de rameurs, de flammes et de mâts:

Un port retentissant où mon âme peut boire
A grands flots le parfum, le son et la couleur
Où les vaisseaux, glissant dans l’or et dans la moire
Ouvrent leurs vastes bras pour embrasser la gloire
D’un ciel pur où frémit l’éternelle chaleur.

Je plongerai ma tête amoureuse d’ivresse
Dans ce noir océan où l’autre est enfermé;
Et mon esprit subtil que le roulis caresse
Saura vous retrouver, ô féconde paresse,
Infinis bercements du loisir embaumé!

Cheveux bleus, pavillon de ténèbres tendues
Vous me rendez l’azur du ciel immense et rond;
Sur les bords duvetés de vos mèches tordues
Je m’enivre ardemment des senteurs confondues
De l’huile de coco, du musc et du goudron.

Longtemps! toujours! ma main dans ta crinière lourde
Sèmera le rubis, la perle et le saphir,
Afin qu’à mon désir tu ne sois jamais sourde!
N’es-tu pas l’oasis où je rêve, et la gourde
Où je hume à longs traits le vin du souvenir?

1859.

(*) Baudelaire, Charles, “Les fleurs du mal”. Traducción al español: Danero, E. M. S. Edición: Proyecto Espartaco.