Para los que sostenemos que el fumar es perjudicial para la salud, pensar en la sola idea “tabaco caramelizado” puede sonar como un oxímoron. Pero ¡atención! Una cosa es inhalar su humo y otra (muy deliciosamente distinta) es rozar con la nariz un cigarrillo sin encender o un paquete de hojas de tabaco para pipa. El aroma del tabaco es confortablemente cálido y energizante a la vez.
En 2004, Jean-Claude Ellena diseñó Vetiver Tonka para la línea Hermessence. Buscó la forma de engarzar la rusticidad del vetiver, con sus matices terrosos amaderados, presentándolo en una “bandeja dulce” de haba tonka. La fragancia abre muy licorosa, en los que se mezcla el vetiver y el sándalo. El acorde tabaco-praliné (avellanas caramelizadas) genera adicción: es imposible dejar de olerlo.
La clave secreta de este eau de toilette se encuentra en la cumarina, sustancia extraída del haba tonka. Ella sola tiene los matices que resolvieron la mayor parte del desafío que se había propuesto el perfumista de Hermès: huele a caramelo, a avellana tostada, a tabaco, además de tener un dejo leve a vainilla y otro tanto a chocolate. Creo que si existe algo similar a una “golosina de tabaco”, ella es el gourmand Vetiver Tonka.
Próximamente publicaremos una reseña general revisada sobre la exclusiva línea Hermessence.
Virginia
Origen de la muestra: obsequio de un familiar.
Nota: la versión original de esta reseña fue publicada en el blog Notas & Acordes el 19/04/12.