Colores pasteles, exuberantes vestidos, un claro en boscosos jardines reales, fuentes, manjares y amoríos. El pintor Jean-Honoré Fragonard plasmaba una y otra vez estos escenarios rococó, en los que reflejaba los placeres cortesanos de la Francia del S. XVIII.
Seguramente, la casa Fragonard (justamente llamada así en honor al pintor oriundo de Grasse) se inspiró en “El concierto musical” para componer Concerto, un eau de toilette masculino. Si bien está dirigido a los caballeros, ya conocerán la opinión de las autoras de este blog al respecto: más allá de los rótulos, puede ser llevado indistintamente por una dama.
Tal como un rayo de sol abriéndose paso en medio de los añosos árboles, esta fragancia irrumpe en el aire como una sinfonía, alegre y luminosa. En la nariz retozan las notas cítricas de mandarina, bergamota y de un limón suave y dulce. Luego un bouquet de jazmines y rosas son el corazón que da el toque rococó. El té brinda cierta astringencia al acorde, mientras que la albahaca perfuma con sensualidad y le da la pincelada bucólica.
Y si de romances a media luz hablamos, la danza del sándalo, del ámbar y del patchouli es un exótico afrodisíaco infalible. El primero aporta ese mix de sensaciones (dulce, entre seca y cremosa) de su madera. El segundo brinda su nota resinosa y acogedora. El último, inflama con su rebeldía áspera.
Dicho todo esto, Concerto puede parecer una bomba de olores invasivos. Sin embargo se trata de una fragancia transparente y jovial. Es envolvente y cautivadora, pero también ligera y translúcida como el agua.
Virginia
Origen de la muestra: obsequio de un familiar.
Nota: la versión original de esta reseña fue publicada en el blog Notas & Acordes el 03/04/12.