Las eaux de cologne son el tipo de fragancia alcohólica más antiguo. Su precursora más célebre fue el Agua de Hungría (llamada también Agua de la Reina de Hungría), una receta en base a romero que data del siglo XIV. Este elixir era considerado tan milagroso que la reina Isabel de Hungría, para quien (o, según otras fuentes, por quien) fue creado, mantuvo su belleza hasta edad avanzada gracias a los lavados de su rostro con la preciada fórmula. En años posteriores, otras hierbas tales como lavanda y menta empezaron a agregarse a mezclas similares, pero básicamente el romero y los cítricos son lo que da a estas aguas su carácter distintivo. El uso original de las eaux de cologne era medicinal: se empleaban como enjuague facial, se bebían y también se frotaban sobre la piel para ayudar a aliviar la gota o el reumatismo. Consideradas de utilidad en casos de migraña y desmayos, en épocas victorianas también encontraban uso salpicadas en pañuelos o ingeridas mediante terrones de azúcar previamente embebidos.
Acqua di Colonia es, quizás, la menos ornada y más honesta de las fragancias de Lorenzo Villoresi, una casa de por sí alejada de florituras. Mi muestra había estado languideciendo en el fondo de un cajón por casi dos años sólo porque Acqua de Colonia no sonaba tan atractiva como Musk o Patchouli. Al final de un día particularmente estresante, me rocié con ella: una enorme sonrisa se dibujó en mi cara y el pecho se me ensanchó como si respirara aire puro de campo. A menudo, embarullados en la búsqueda de la sofisticación olvidamos la belleza de la sencillez. Acqua es genuina y simple como la risa de un bebé.
¿Qué es lo que hace tan especial a esta agua clásica? Su claridad, discreción y gran calidad. A pesar de las actuales restricciones de IFRA que pesan sobre determinadas materias primas -tales como la bergamota- Acqua di Colonia contiene un alto porcentaje de esencias naturales y esto se percibe fácilmente. Chispeantes notas de bergamota y limón; el verdor crujiente y ligeramente amargo del petitgrain; un límpido neroli y el romero que siempre me recuerda a la reina de Hungría juguetean en una fragancia universal. Limpia y tradicional, olería igualmente adecuada en mi sobrino de diez años, en la más chic de mis amigas o en un vecino nonagenario. Es apta para ser usada en el clima más abrasador y se siente tan vivificante como un vaso de limonada fría. El sillage es moderado y su longevidad, más que decente para una fragancia de este género. La próxima vez que la vida te de limones…inhalá y sonreí.
Caro
Origen de la muestra: Muestra gentileza de Lorenzo Villoresi
Lorenzo Villoresi Acqua di Colonia – When life gives you lemons…
Eaux de cologne are the oldest type of alcohol based fragrance. Their most celebrated precursor was Hungary Water (also called Queen of Hungary Water), a rosemary based recipe dating from the 14th century. This elixir was reputedly so miraculous that queen Elizabeth of Hungary, for whom (or, according to other sources, by whom) it was created kept her beauty until an advanced age by means of washing her face with the precious formula. In subsequent years other herbs such as lavender and mint were added to similar concoctions, but basically rosemary and citrus are what give these eaux their distinct character. The original use of eaux de cologne was medicinal: they were used as facewash, ingested and could be rubbed on the skin to help alleviate gout or rheumatism. Considered useful in cases of migraine and fainting spells, in victorian times they were also sprinkled on handkerchiefs or ingested through previously soaked sugar lumps.
Acqua di Colonia is, perhaps, the less frilly, most honest fragrance from Lorenzo Villoresi, a house far removed from superfluous adornment. My sample had been languishing in the back of a drawer for over two years only because Acqua de Colonia just didn’t sound as attractive as Musk or Patchouli. At the end of a particularly stressful day, I finally spritzed it on: a big smile appeared on my face and my chest widened as if I were breathing clean countryside air. Often, tangled in the search for sophistication we forget the beauty of simplicity. Acqua is genuine and easy like the laughter of a baby.
What makes this classic-smelling water so special? Its clarity, discretion and great quality. Despite the current IFRA restrictions weighing on some raw materials -such as bergamot- Acqua di Colonia contains a high percentage of natural essences and this is easily perceived. Sparkling notes of lemon and bergamot; the crisp and somewhat bitter greenness of petitgrain; a limpid neroli and the rosemary that always reminds me of the queen of Hungary play together in this universal fragrance. Clean and traditional, it would smell as appropriate on my 10 year old nephew, my chicest friend or a nonagenarian neighbour. It is apt to be worn in the most sweltering weather and feels as vivifying as a glass of cold lemonade. Its sillage is moderate and longevity, beyond decent for this type of fragrance. Next time life gives you lemons…just inhale and smile.
Caro
Origin of sample: sample courtesy of Lorenzo Villoresi