El lujo ha cambiado su foco históricamente según -entre otros factores- lo que escasea en determinado período. El hecho de que actualmente esté menos determinado por un packaging lustroso que por la calidad y atención al detalle no debe sorprender. La trinidad conformada por excelentes materias primas, destreza y el tiempo -una de las pocas cosas que el dinero todavía no puede comprar- y atención adecuados dedicados al proceso creativo hace que ciertos productos brillen por sobre otros.
Entre las obras del perfumista suizo Andy Tauer se destaca el motivo de la rosa. Ha explorado el tema en Incense Rosé, Une Rose Vermeille, Une Rose Chyprée, Phi (Une Rose de Kandahar) y Rose Flash.
Si bien todas las rosas de Tauer que olí me gustaron encantaron, Une Rose Vermeille me resulta quizás demasiado coqueto y Une Rose Chyprée, teatral en exceso. Pero -un poco como Ricitos de Oro probando la avena de los tres osos- PHI (Une Rose de Kandahar) se siente perfecto, con un equilibrio adecuado entre simpatía y drama.
PHI está compuesto en torno de un aceite de rosa procedente de Narganhar, Afghanistán; este aceite es de calidad excepcional y muy poco común, por esto la fragancia no siempre se encuentra disponible. La salida de PHI arrastra un remolino de sensaciones y notas. Deslumbra como los rayos de sol al atravesar un vitral, cuando proyectan diferentes colores sobre la superficie que tocan. El geranio y el damasco (Tauer empleó un natural de Robertet) abren el camino ¡Y qué damasco! Jugoso, maduro, casi licoroso…su dulzor compensado por el característico olor cítrico-floral del geranio. El corazón -donde la rosa afgana se combina con los matices de miel del absoluto de rosa búlgara– es glorioso. Una nota almendrada, como un trompe l’oeil olfativo (¿sería un trompe le nez?), convierte las rosas en flores de mazapán. PHI pronto se serena, deja de lado el dramatismo y cambia por completo de carácter, convirtiéndose casi en un comfort-scent. El lugar de la rosa es tomado por un rico tabaco ambarado con matices de cuero (¿es cistus?), que se torna aún más aterciopelado con la adición de tonka y vainilla.
Caro
Origen de la muestra: muestra regalo de una amiga
Tauer Perfumes PHI (Une Rose de Kandahar) – Sun, roses and tobacco
Luxury has historically shifted its focus according to -among other factors- what is scarce at any given period. The fact that it is currently less specified by shiny packaging than by quality and attention to detail shouldn’t come as a surprise. The trinity conformed by excellent raw materials, fine craftsmanship and proper time -one of the few things money can’t buy yet- and attention devoted to the creative process makes certain products shine above others.
Among the works of Swiss perfumer Andy Tauer, the rose motif stands out. He has explored the theme in Incense Rosé, Une Rose Vermeille, Une Rose Chyprée, Phi (Une Rose de Kandahar) and Rose Flash.
While I like love every single Tauer rose I have sniffed, I find Une Rose Vermeille perhaps a tad too flirty and Une Rose Chyprée overly theatrical. But -not unlike Goldilocks tasting the three bears’ porridge- PHI (Une Rose de Kandahar) feels just right, with a perfect balance between friendliness and drama.
PHI is composed around a natural rose oil sourced from Narganhar, Afghanistan; this oil of exceptional quality is very rare thus the fragrance is not available at all times. Its opening brings a whirlwind of sensations and notes. PHI dazzles like rays of light going through stained glass, when they project different colors on the surface they touch. Geranium and apricot (Tauer used a natural by Robertet) lead the way. And what an apricot! Ripe, juicy, almost boozy…its sweetness counterbalanced by the characteristic floral citrusy smell of geranium. The heart -where the Afghani rose is paired with honeyed Bulgarian rose absolute– is glorious. An almondy note, like an olfactory trompe l’oeil (trompe le nez?) turns the roses into marzipan flowers. PHI soon calms down, leaves the drama aside and changes its character completely, becoming almost a comfort scent. The place of the rose is taken by a rich ambery tobacco with leathery nuances (is it cistus?), made even more velvety by the addition of vanilla and tonka.
Caro
Origin of sample: sample gifted by a friend